Se dice que muchos artistas somos bohemios sólo por el hecho de ser artistas. Nos llaman locos, raros, diferentes, pero yo me pregunto… ¿quién es el loco y qué es estar loco?. Puede que en este mundo de estrés, prisas, ansiedades, problemas y preocupaciones seamos nosotros los que estamos más cuerdos.

Ser artista es una forma de vida, una forma de expresión, una forma de sentir, de ver el mundo y ser coherente con lo que piensas.

Ser libre, y vivir acorde con lo que siento y pienso, es mi vida. Ocupo mi tiempo en lo que me hace estar contento, no puede haber otra definición de felicidad.

Es gracias a esa locura, que un día cualquiera decido levantarme y recorrer 1000 km para reforzar mi forma de vida junto a uno de los artistas más importantes de la actualidad. Así comenzó mi amistad con Ripollés, un día cualquiera.

Me recibe en su casa de Castellón con una amplia sonrisa. Pasamos horas conversando, las cuales parecen minutos, me muestra sus últimas obras y yo comparto con él las mías. Quien conozca su modo vital, sabe que es una persona que siempre está creando, pocas cosas se le resisten pues su naturaleza inquieta le ayuda a estar siempre buscando e innovando.

Ripollés transmite tranquilidad, ilusión, fuerza, motivación y ganas de vivir y en eso se basa la vida, en conocer gente y ganar experiencias que te ayuden a crecer.

Esto último es justo lo que resume mi última visita a este maestro de vida. Mi última obra “Ripo 514” fue creada justo después de visitarlo y se la he dedicado con ilusión.

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